El lorazepam es una benzodiazepina activa por vía oral y parenteral utilizada en el tratamiento de la ansiedad y de las convulsiones epilépticas. También se utiliza en la sedación preoperatoria y en la amnesia anterograda. En el alcoholismo crónico, algunos autores prefieren el lorazepam al diazepam o al clordiazepóxido por no ser metabolizado a metabolitos activos, lo que permite un mejor control de la condición.
Mecanismo de acción: las benzodiazepinas actúan a nivel de las regiones límbica, talámica e hipotalámica del cerebro produciendo sedación, hipnosis, relajación muscular, actividad anticonvulsivante y coma. Los efectos farmacológicos se deben al efecto del GABA, un neurotransmisor inhibitorio. Al interactuar alostéricamente los receptores benzodiaze-pínicos con los receptores GABA-érgicos, se potencia el efecto del GABA con las correspondiente inhibición del sistema reticular ascendente. Las benzodiazepinas bloquean además los efectos corticales y límbicos que tienen lugar al estimular las vías reticulares. Como anticonvulsivante, el lorazepam es la benzodiazepina parenteral de primera elección, ya que aunque su semi-vida de eliminación es más corta que la del diazepam, sus efectos sobre el sistema nervioso central persisten mucho más.
Farmacocinética: el lorazepam se administra por vía oral y parenteral. Después de una dosis oral es rápidamente absorbido, distribuyéndose ampliamente en todos los tejidos corporales. Aproximadamente el 91% del lorazepam presente en la circulación se encuentra unido a las proteínas del plasma. El lorazepam se conjuga formando glucurónidos inactivos. La semi-vida del lorazepam es de 42, 10.5 y 13 horas en los neonatos, niños mayores y adultos respectivamente. La semi-vida mucho mayor del lorazepam en los neonatos se debe a que en estos niños la via metabólica de glucuronidación no está madura. Los metabolitos del lorazepam son excretados en la orina.
REACCIONES ADVERSAS
La mayor parte de los efectos adversos relacionados con el sistema nervioso central son dosis dependientes. Los más frecuentes son cefaleas, somnolencia, ataxia, mareos, confusión, disartria, síncope, fatiga, temblores y vértigo. Puede desarrollarse tolerancia a estos efectos. Ocasionalmente, puede ocurrir una estimulación paradójica del sistema nervioso central, en particular en pacientes psiquiátricos y en niños hiperactivos. Algunos síntomas de esta estimulación paradójica incluyen hostilidad, pesadillas, excitación, verborrea excitación, manía, alteraciones del sueño, aumento de la espasticidad muscular, reacciones de rabia, ansieda, euforia e hiperreflexia.